No todos conocerán el nombre de Bram
Stoker, tampoco podrán con datos históricos (quizá con ayuda de alguna
enciclopedia), elaborar una reseña precisa de éste irlandés. Pero a lo mejor si
conocerán, el nombre del Conde Drácula e intuirán lo que significa para la
cultura e imaginario popular; uno de los personajes de ficción más relevantes
en la historia de la literatura universal. Drácula no necesita una abundante
presentación, su nombre por antonomasia, puede ser, el horror y la fantasía
misma. Es suficiente entonces, que sin retórica alguna, nos nombren a Drácula
para saber de que se trata, resulta obvio, aun sin haber leído el libro de más
de 300 paginas; escrito por Bram Stoker y, en donde dio vida al personaje mitad
bestia mitad hombre.
Lo cierto es, que dentro del libro de
Bram Stoker, se encuentra descritos los escenarios con detalle riquísimo, tal
descripción, da la impresión de una veracidad irrefutable, a pesar de tratarse
de una mera ficción. Lo peculiar no es que la
pluma y el prodigio de Bram Stoker lograra hacerlo, lo particular
resulta ser, que jamás en su vida Bram Stoker piso un castillo o visito
Transilvania, jamás salió de Inglaterra. Puede parecer a simple vista normal o
incierto, pero sí miramos detenidamente otras obras de igual magnanimidad e
ingenio como: Don quijote de la mancha, Moby Dick, Crimen y castigo, Cien años
de soledad -y soy injusto al citar sólo éstas pero creo que son suficientes-,
encontramos que los escenarios en cada caso, en cada trama, corresponde a un
lugar en donde bien vivió o visitó en algún momento su autor. Esto no aplica
cómo lo dije para Bram Stoker y su obra el Conde Drácula. Entonces podemos
concluir dos cosas: Primero, a Bram Stoker le basto las decenas de libros,
grabados y relatos sobre Vlad el Empalador para crear un imaginario acerca del
lugar geográfico de la novela y, el perfil de sus protagonistas, segundo, tener
la información no es suficiente; no es suficiente por la razón de que Bram
Stoker se dio a la ardua tarea de documentarse con el ultimo y único propósito
de entender a Drácula, personaje que muy probablemente ya existía para Stoker
antes de leer toda información correspondiente. No solo hizo falta la
información, porque al fin y al cabo, la información está dada; a pesar de la
censura que se le pueda dar, de su manipulación mediática o de su difícil
acceso, la información cómo lo demostró Stoker hombre del siglo XIX, es ante
toda vicisitud, accesible para quien la necesite y sepa qué hacer con ella.
En
los siglos oscuros, refiriéndonos históricamente al medioevo, la información
occidental sufrió la censura más vehemente por parte del estado feudal, así
mismo, tal información limitada a los hombres, fue una de las cosas más
preciosas y valoradas, fuente de conocimientos prohibidos, y por consecuencia,
de estimulo. Quienes trataban la información (monjes amanuenses e ilustradores)
lo hacían con el oficio del orfebre que interviene el oro, solo hace falta
indicar las minuciosas y difíciles figuras que acompañaban los folios, para
disuadir cualquier duda. Pese a la carencia de materiales y de técnicas, las
ilustraciones y el tratamiento a la escritura, no deja de ser o querer ser
asombrosas y quienes abrían estos libracos hechos de piel de cerdo, encontraban
maravilla.

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